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Este es el blog del poemario Inteligencia Artificial de Roger Rivero. En este sitio podrás encontrar toda la información relacionada con la obra, así como fotos y eventos.

SINOPSIS


Sinopsis

"El poeta es un humanoide con sentimientos y sexualidad que elabora teorías cuánticas de lo cotidiano, insertado en una gran comunidad de robots; un Cyborg que busca hadas cibernéticas y se inspira en musas de aluminio; un mutante-filósofo que diserta sobre la vida desde la biología, sobre el tiempo como cronómetros que se devoran o sobre la imaginación. "



¿Qué opinan los lectores sobre algunos poemas que aparecen en la obra?

“ Tiempo, espacio, universo, casa, átomo, partícula, materia, antimateria, divinidad, iconoclasia, arrepentimiento, condena, redención, astralidad, onirismo, ocultismo, prosodia, lamento, esperanza, locura, brillantez, soberbia absoluta, total desprendimiento.... Todo eso y más hay en este poema magistral…”                                     

Pedro F. Báez


‘Te felicito, no solo por el valor literario y lo que trasmitís a nivel emocional, sino también por esa originalidad y modernidad que tienen tus versos.”

Charlie


“Excelente poema con estilo propio y mucho talento. Felicitaciones!”

 Alma Mateos Taborda


“Describes un mundo personal y quizá colectivo, pero lo particular es que en tus letras está perfectamente definida aquella naturaleza alternativa.

Juan Carlos.


“Haces una atmósfera nueva, preámbulo de un mundo nuevo al cual me transporto.” 

 Al Hrrera


“Tecnológicamente moderno, pero también espeluznantemente sentimental.”

 SHE

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ENTREVISTAS

El autor es entrevistado a principios del mes de marzo del 2011 en la emisora La poderosa wwfe 670 por el locutor Manuel Portuondo.








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I.A. EN EL MIAMI HERALD

Reseña en el Miami Herald del poemario por la periodista, poeta y escritora: Elena Iglesias
Por: Elena Iglesias
Poeta y periodista.

Poeta, además de técnico en procesadores, Roger Rivero es también músico. Ejecuta el sintetizador, la guitarra eléctrica, y compone canciones sobre la temática de la música espacial electrónica.

La poesía de este joven habanero es mayormente de ciencia ficción, como confirma su último poemario, Inteligencia artificial.

Su título nos recuerda la película del 2001, hecha por Steven Spielberg, cuyo protagonista era David, un niño androide programado para poder amar. Un robot incomprendido, rechazado y a veces temido, pero con un inquebrantable amor por su madre.

María Ramos, prologuista de este poemario, sugiere que los versos de Roger pueden ser de un “misticismo científico”, y yo concuerdo. Este poeta es un rebelde, pero un rebelde místico:

“…no importa lo que hagas;/ siempre descubre/ que todo aquel/ capaz de soñar,/ es inquebrantable.

“…sobre la arena incandescente de la gema azul/ que el mentor me instruye/ soy existencia pura”.

Inteligencia Artificial trata además de la libertad, libertad de hacer, pero sobre todo, de ser uno mismo, sin aceptar compromisos con el status quo; con las programaciones; con la miopía del que no comprende: “… para que nada en absoluto/ ni las estatuas/ permitan tu tropiezo,/ y aunque corras por la vid/ de los mundos internos,/ recuerda,/ siempre corre adelante/ silbando el aire libre,/ adelante…”

El tiempo de la costumbre, “incentivo para una vida de carril estándar”, no es para Roger. Las “consignas ovejeras” no son su fuerte, según él mismo expresa en uno de los poema.



Roger es ganador del Premio Internacional de Poesía de la Latin Heritage Foundation, y obtuvo una Mención de Honor en el VIII Concurso Internacional de Poesía del Instituto Cultural Latinoamericano con sede en Argentina. Varios de sus poemas se encuentran publicados en tres antologías en España, y una en Estados Unidos: Una Isla en la Isla.

En uno de los mejores textos de este libro, Telemando, la música de fondo es “suéltalo, déjalo ir, suéltate, no te aferres”. Pero además nos dice: “Salga/ corriendo del molde/ sin preguntar;/ deja que el fervor/ de la claridad/ sane las mordeduras del hábito./ Por fortuna,/ en el vestíbulo/ de lo inevitable,/ nada obliga a rendirle/ pleitesía/ a la uniformidad”.

Las máquinas pensantes y los seres artificiales aparecieron muy temprano en la historia humana. Un ejemplo son los mitos griegos, como el de Talos, el robot de bronce creado por Hefesto, para que lo ayudara en su trabajo; otro es el de la China, durante el siglo III antes de Cristo, cuando un ingeniero maravilló a su rey Mu de Zhu al regalarle un robot de tamaño humano.

Pamela McCorduck, autora de varios libros sobre la historia y el significado filosófico de la inteligencia artificial, piensa que todos estos ejemplos corresponden a un deseo ancestral de los humanos por crear dioses. Yo le diría a Pamela que más bien es la intuición ancestral humana de sabernos dioses y por tanto de querer crear nuestro propio mundo, porque estamos hechos a imagen y semejanza del Creador.

El matemático Alan Turning, a quien Roger le dedica uno de sus poemas, sugiere que una máquina, entremezclando símbolos tan sencillos como el “0” y el “1” puede simular cualquier acto de deducción, y concluye que si una máquina actúa tan inteligentemente como un ser humano, entonces es tan inteligente como él. En su poema El desfragmentador, basado en esta teoría, Roger escribe sobre un telón de fondo de “unos” y “ceros”:

“…Yo lo veo regularmente/ en el salto de cualquier reflexión,/ en la realidad, en el arreglo/ y en toda la notación del tiempo…

“…Yo lo veo regularmente/ más allá del derecho a la duda,/ en todo reflejo singular”.

Es fascinante pensar que estos continuar

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PRESENTACION DEL LIBRO

El poemario se presentó por primera vez en Imago Art Gallery, en la ciudad de Miami, Florida, USA, el 25 de marzo de 2011 a las 8:00 PM. La introducción y presentación estuvo a cargo de la escritora, poeta y periodista: Elena Iglesias.


Por: Elena Iglesias

Poeta, además de técnico en procesadores, Roger Rivero es también músico. Ejecuta el sintetizador, la guitarra eléctrica, y compone canciones sobre la temática de la música espacial electrónica.

La poesía de este joven habanero es mayormente de ciencia ficción, como confirma su último poemario, Inteligencia artificial.

Su título nos recuerda la película del 2001, hecha por Steven Spielberg, cuyo protagonista era David, un niño androide programado para poder amar. Un robot incomprendido, rechazado y a veces temido, pero con un inquebrantable amor por su madre.

María Ramos, prologuista de este poemario, sugiere que los versos de Roger pueden ser de un “misticismo científico”, y yo concuerdo. Este poeta es un rebelde, pero un rebelde místico:

“…no importa lo que hagas;/ siempre descubre/ que todo aquel/ capaz de soñar,/ es inquebrantable.

“…sobre la arena incandescente de la gema azul/ que el mentor me instruye/ soy existencia pura”.

Inteligencia Artificial trata además de la libertad, libertad de hacer, pero sobre todo, de ser uno mismo, sin aceptar compromisos con el status quo; con las programaciones; con la miopía del que no comprende: “… para que nada en absoluto/ ni las estatuas/ permitan tu tropiezo,/ y aunque corras por la vid/ de los mundos internos,/ recuerda,/ siempre corre adelante/ silbando el aire libre,/ adelante…”

El tiempo de la costumbre, “incentivo para una vida de carril estándar”, no es para Roger. Las “consignas ovejeras” no son su fuerte, según él mismo expresa en uno de los poema.




Roger es ganador del Premio Internacional de Poesía de la Latin Heritage Foundation, y obtuvo una Mención de Honor en el VIII Concurso Internacional de Poesía del Instituto Cultural Latinoamericano con sede en Argentina. Varios de sus poemas se encuentran publicados en tres antologías en España, y una en Estados Unidos: Una Isla en la Isla.

En uno de los mejores textos de este libro, Telemando, la música de fondo es “suéltalo, déjalo ir, suéltate, no te aferres”. Pero además nos dice: “Salga/ corriendo del molde/ sin preguntar;/ deja que el fervor/ de la claridad/ sane las mordeduras del hábito./ Por fortuna,/ en el vestíbulo/ de lo inevitable,/ nada obliga a rendirle/ pleitesía/ a la uniformidad”.

Las máquinas pensantes y los seres artificiales aparecieron muy temprano en la historia humana. Un ejemplo son los mitos griegos, como el de Talos, el robot de bronce creado por Hefesto, para que lo ayudara en su trabajo; otro es el de la China, durante el siglo III antes de Cristo, cuando un ingeniero maravilló a su rey Mu de Zhu al regalarle un robot de tamaño humano.

Pamela McCorduck, autora de varios libros sobre la historia y el significado filosófico de la inteligencia artificial, piensa que todos estos ejemplos corresponden a un deseo ancestral de los humanos por crear dioses. Yo le diría a Pamela que más bien es la intuición ancestral humana de sabernos dioses y por tanto de querer crear nuestro propio mundo, porque estamos hechos a imagen y semejanza del Creador.

El matemático Alan Turning, a quien Roger le dedica uno de sus poemas, sugiere que una máquina, entremezclando símbolos tan sencillos como el “0” y el “1” puede simular cualquier acto de deducción, y concluye que si una máquina actúa tan inteligentemente como un ser humano, entonces es tan inteligente como él. En su poema El desfragmentador, basado en esta teoría, Roger escribe sobre un telón de fondo de “unos” y “ceros”:

“…Yo lo veo regularmente/ en el salto de cualquier reflexión,/ en la realidad, en el arreglo/ y en toda la notación del tiempo…

“…Yo lo veo regularmente/ más allá del derecho a la duda,/ en todo reflejo singular”.

Es fascinante pensar que estos androides inteligentes son capaces de ponerse metas y alcanzarlas. En su poemario, Roger desarrolla una forma de visualizar el futuro (una representación del estado del mundo) y hace predicciones sobre cómo las acciones de los hombres cambiarán, aumentando la utilidad (o el valor) de las opciones actuales, como ha teorizado desde hace mucho tiempo el mundo de la ficción. Simplemente recordemos al conquistador de The Matrix, o al salvador de la raza humana (R. Daneel Olivaw) en la serie Robot del genial escritor Isaac Asimov. Como otros visionarios, Roger lanza también su profecía: “Si el esposo de la sangre/ abre las válvulas de admisión de los siglos/ la alforja extensa del progreso/ correrá por las agujas del reloj de la Metrópolis,/ y a su paso por el reino de las nebulosas,/ hará la grieta ilustrativa/ necesaria para alterar el diseño/ de la mente universal;/ hará que los conocimientos resplandecientes,/ puedan conjurar el orden del caos/ conduciéndonos a la apertura/ de las puertas intergalácticas,/ donde las naves burbujean/ por un acceso para volar”.•

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OBRA Y BLOG DEL AUTOR

Para leer algunas de las obras incluidas en este poemario, recomendamos hacerlo en la pagina del autor: Ruedas del Tiempo.

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